1500 Km de huellas por la cordillera de Los Andes
~
Catamarca y Salta - Argentina

Etapa 2 - Día 1 - Parte 2
Para fotos 1024x768 mire acá          

El proyecto Diciembre 2.007 - Segunda Etapa


Desde el sitio del accidente ferroviario retomamos raudamente, ya había avanzado mucho la tarde y nos quedaba un extenso recorrido por delante, desconocíamos en que estado encontraríamos las huellas o el terreno donde deberíamos abrir camino.

Desandamos los pocos kilómetros hasta el desvío de la huellita que Lucho había relevado de las satelitales y habíamos marcado para ir al Llullailaco.

Resultó pintoresca y nada traumática.

Pasamos al pié del Vn Cerro Mellado, de 5280m de altura, que pasa desapercibido frente a gigantes como el Socompa o el Llullaillaco.

Al arribar a la base del Llullaillaco, nos detenemos en un gran campo de "bombas" volcánicas. Son rocas de tamaño regular desde 50cm a un metro y medio de diámetro, expelidas incandescentes por los volcanes en erupción.

Estas sospechamos que salieron despedidas desde las entrañas del Llullaillaco, cuya boca volcánica dista 14Km de allí. Imaginemos con la velocidad e inercia que salieron escupidas del volcán para recorrer semejante distancia por el aire.

Había un tramo de la huella que Lucho no había podido visualizar en las fotografías satelitales, pero no tuvimos inconvenientes en encontrar una salida hacia la depresión donde se encuentra la Salina del Llullaillaco. Era nuestro paso obligado antes de continuar más al sur y volver a remontar hasta los 5320 metros de altura donde se encuentra el yacimiento de Mina Julia.

El sol aceleraba su carrera a esconderse en su cueva del Oeste y nosotros acelerábamos el paso para tratar de llegar con luz a Mina Julia.

El camino era tortuoso. Gran parte de la subida a la Corrida de Cori la debimos hacer con el sol justo poniéndose frente a nosotros, lo que, junto a los parabrisas llenos de tierra, dificultaba tremendamente la visibilidad en un camino de cornisa lleno de pozos.

Finalmente febo se escondió tras el filo divisorio de aguas.

En la penumbra veíamos mejor.

Llegó la hora de los penitentes. Se empecinaban en reunirse justo sobre la calzada.

Nos obligaron a realizar una serie de maniobras "evasivas" trepando por los laterales con inclinaciones temerarias.

  • Tano, vamos a llegar justo, con el sol iluminando la veta de azufre!!

Efectivamente, la "veta" se halla del otro lado de la divisoria de aguas, por lo que cuando la cruzamos volvimos a ser bañados, nosotros y el paisaje, por los rayos del sol que se ponía en el Océano Pacífico.

A contraluz veíamos nuestro destino para el día siguiente, las fumarolas del Vn del Azufre o Lastarría.

En la bajada se nos hizo de noche.

Tomamos un atajo que nos dejaría justo al lado de la Capilla de Mina La Casualidad, 1300 metros mas abajo, donde pasaríamos la noche.

Circulábamos a buen ritmo por esa angosta huella de cornisa en bajada cuando, repentinamente debo clavar los frenos.

En la obscuridad pude divisar unos gruesos cables que cruzaban la senda a unos 50 cm de altura. Eran los restos del extenso cablecarril de 15 Km de longitud que unía Mina La Casualidad con el yacimiento en Mina Julia.

Si no nos hubiésemos detenido a tiempo podríamos haber arrancado paragolpes y tren delantero de la chata.

Prontamente avisamos por la radio a quienes venían detrás.

Bajó Lucho y con su peso parado sobre los cables de dos pulgadas, logró bajarlos lo suficiente como para pasarlos por arriba sin enganchar nada de los bajos de la camioneta.

Serían más de las diez de la noche cuando en la total obscuridad llegamos a Mina La Casualidad. Mejor, mayor sería la sorpresa del día siguiente para quienes no la conocían.

Ocupamos transitoriamente una de las abandonadas casas de los obreros que antaño laboraron en la mina. Allí en esa cocina sin puerta ni ventanas, cenamos una deliciosa comida preparada por Victoria, cocinera oficial de esta travesía y prontamente nos ubicamos en habitaciones y camionetas dispuestos a dormir.

Fue la noche más benigna de las muchas en que pasé en La Casualidad a 4000 msnm.

No hubo viento y nada de frío. Sospecho que la temperatura no debe haber bajado de cero grados.
 


Foto: Carlos Lucchini
Prontamente partimos con destino al Llullaillaco y Mina Julia
Atrás a la derecha todavía se ven los restos de accidente ferroviario, en la lejanía.

Para fotos 1024x768 (banda ancha necesaria) mire acá


Foto: Eduardo Cinicola
Poco más adelante llegamos a los pies del imponente Llullaillaco (6.739m).
Esta es la ladera que da al Este. Un grosero río de lava desciende por la izquierda (SE).


Foto: Jorge Alonso
Lucho explicando lo de las bombas.


Foto: Eduardo Cinicola
Mostrando el interior hueco de una de las "bombas" posiblemente expelidas por el Llullaillaco.


Foto: Jorge Alonso
Poco tiempo para la contemplación del Llullaillaco y partimos a buscar la salina homónima a sus pies.


Foto: Eduardo Cinicola
A las disparadas fotografiamos unas parinas en el pequeño espejo de agua que alberga la gran salina.


Foto: Carlos Lucchini
Ya casi en la obscuridad de la ladera este de la cordillera, debemos sortear los últimos obstáculos
unos empecinados penitentes que encontramos allí en cualquier época del año.


Foto: Jorge Alonso
Hasta que finalmente llegamos a la Mina Julia.
Los últimos rayos del sol iluminan la "Corrida de Cori" (extensa veta de azufre expuesto).


Foto: Carlos Lucchini
Viene desde allá arriba, desde la misma cima.


Foto: Eduardo Cinícola
En frente y a contraluz, las laderas del Lastarría nos muestran los vapores de sus fumarolas.


Foto: Sergio Pugliotti
Debemos descender...


Foto: Alejandro Danzi
Nos saluda desde la lejanía, antes de irse a dormir, el Socompa.
Antes, la salina del Llullaillaco.


Foto: Carlos Lucchini
En la obscuridad total, por un camino de cornisa bajamos a los 4000 metros de Mina Casualidad.
Alguien nos sigue... me parece que son los muchachos, si hasta puedo adivinar las siluetas de sus chatas...


Foto: Victoria
Ya en Mina La Casualidad, el grupo masculino posando para la cámara.
Alejandro Danzi, Eduardo Cinícola, Carlos Lucchini, Jorge Alonso, Horacio Baldi, Martín Grivarelo.
sentado: Sergio Pugliotti (que se pinta los labios pero es bien machito )


Foto: Eduardo Cinícola
Acá, como en la colimba, hacen cola para recibir el "rancho".


Foto: Eduardo Cinícola
Y finalmente, Victoria, la dama del grupo, sin cuya presencia esta expedición hubiese naufragado por inanición.


SE ACABÓ EL PRIMER DÍA DE LA SEGUNDA ETAPA DE ESTA TRAVESÍA.
PARA MAÑANA NOS QUEDA EL CRATER DEL CERRO MEDANO, LOS CAMPOS CHILENOS MINADOS
LAS SULFATERAS DEL LASTARIA Y EL REGRESO A ADLS, CRUZANDO LOS SALARES DE RIO GRANDE Y ANTOFALLA.

  Sigue acá...                        

           
EDUARDO CINICOLA
Diciembre de 2007